En el planetario estaban todas las explicaciones.
La bocina. El cierre bajo de tu pantalón. Un obelisco blanco. El olor en las manos. Tus brazos enredados en mí. Como escaleras. Como mi discurso de morderte. De comerme las uñas cada vez que lees la frase dos corazones y me das la mitad. O cuando pones play y escuchamos `la canción más hermosa del mundo`.
En el planetario estaba el meteoro que nos pareció ver en un libro con tapa azul y dibujitos del universo. Tu mensaje buen día por celular. Mis pasos de baile. Una canción ucrania. Giros. Vueltas americanas en crawl. Yo queriendo un beso sacando la lengua. Vos mirando carteles.
Y esa parte de vos de mimar. Mi mar. El recorrido de un tren eléctrico.
La bocina. El cierre bajo de tu pantalón. Un obelisco blanco. El olor en las manos. Tus brazos enredados en mí. Como escaleras. Como mi discurso de morderte. De comerme las uñas cada vez que lees la frase dos corazones y me das la mitad. O cuando pones play y escuchamos `la canción más hermosa del mundo`.
En el planetario estaba el meteoro que nos pareció ver en un libro con tapa azul y dibujitos del universo. Tu mensaje buen día por celular. Mis pasos de baile. Una canción ucrania. Giros. Vueltas americanas en crawl. Yo queriendo un beso sacando la lengua. Vos mirando carteles.
Y esa parte de vos de mimar. Mi mar. El recorrido de un tren eléctrico.
1 comentario:
Lo sentí como un puño apoyado en mi pera, como una mirada fija que impidió que mirase a otro lado.
Bello alu. Bella alu.
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