14.6.09

*

El principio era el comienzo de la historia. La vanidad su ego.
El movimiento la calma para seguir. Un ajetreo. La ciencia de las cosas sucedidas en el momento del amor. El amor su tiempo. Reaccionó que eran dos cuerpos enflaquecidos como espaditas vacías de miedo y marineritos de sueños de altamar. Borren, bórrenme-dijo. Abrió el obsequio. La cajita tenía sabor a té. Al juguete de hule en la almohada. A un bombón masticado de whisky. Añejo. Todo era comunión. ¿Acaso fascinante? Sentía ritmo y podía aún oler las huellas. Y todas las cuentas de un collar roto. Hermético. Lleno de dolor. Era parte de la tribu. Tenía miedo. Hasta lloró.

No hay comentarios: