2.8.09

.

Qué podía sentir Catalina en el desamor:

Abrió el corazón como si el mundo allí en donde él estaba fuese la postal más hermosa. Se reían mucho. Ruborizaba los labios mientras él la esperaba para emprender juntos un viaje. Un recorrido casual sin pasado. Sentían felicidad, se besaban, tocaban sus manos. Las despedidas eran ocasionales. Volvían al encuentro. El mismo tren el mismo horario. Pero después. Un día. Pese al pulso del tiempo en las estaciones, Catalalina vuelve a llorar. Siente un dolor suave y acaramelado. Una tristeza mágica. Una pasión invencible.

No hay comentarios: