24.1.10

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El cazador me sigue hasta el bosque dorado. Arboles gigantes me entretienen. Tengo el estimulo. La coraza. El desnudo. Siento el alma en la garganta en las manos dentro del hombre empujando la piel. Acorralada y urgente. Me dejo reptar.

1 comentario:

Martin Acosta dijo...

Muy guapos tus escritos!
Enhorabuena.