Bordea la mueca con la lengua, ahora el cuello. La convida y sigue acercándose. Y olvida. Ella olvida la resonancia del reloj. El segundero de las cosas imprevistas. Las piernas en cruz debajo de la mesa, las botas haciendo clic en el suelo. Intenso. Mira el espacio fresco del domingo distinto ¿Después? Tal vez, él deje su pantalón sobre alguna silla, y ella una remera blanca perfumada de rubor al borde de él, que entierra las manos en su espalda para invitarla a dar un paseo.
4 comentarios:
Alu, como siempre tu poesia es una invitacion a exaltar los sentidos.
besitos Sandra
holaluqbuenpaseono?
WOW! Eso sí que es una invitación tentadora!
Besos!
Fascinante extracto de pasión.
Me honra con sus visitas.
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